lunes, 29 de junio de 2015

LAURENT MOURGUET Y MONSIEUR GUIGNOL (modesta semblanza)

A manera de noticia…

Los muñecos de guante o de funda ya se conocían desde la Edad Media.


Monsieur Guignol (Guiñol), también es un títere de guante y aparece por primera vez en escena una noche de octubre de 1808, en un cafecito de la ciudad de Lyon, Francia. 



Muy pronto se hizo famoso y su popularidad se extiende de polo a polo, tanto, que en la actualidad hasta el país más pequeño posee un teatro guiñol… Tan famoso es, que en casi todo el mundo a los títeres de guante se les conoce como guiñoles, y el tipo de teatro que se representa con estos títeres se le llama teatro guiñol. 

Hasta en la lejana China había un teatro guiñol.


Y, ¿qué ha sido lo que le ha dado tan universal renombre…?


¡Fácil…! Su espíritu reivindicativo contra las tiranías, las desigualdades y las injusticias sociales. Guignol es un tipo único…

Monsieur Guignol dice, sin temor a equivocarse, que su más remoto antepasado, su padre Adán, es “el hombre de la cabeza de madera” y hasta se atreve a insinuar, con maliciosa concupiscencia, que la serpiente y la manzana originales son… ¡de madera también…!

Efectivamente, Monsieur Guignol sí tuvo un padre… como todos nosotros. El creador de este singular personaje fue un obrero de las filaturas de seda de Lyon, Francia: Laurent Mourget .



De cara redonda, cejas en arco y nariz aplastada… o sea, ¡con cara de títere!, nació nuestro titiritero en 1769… y en 1792, precisamente cuando la revolución estalla en París, y con el corazón de hombre libre, decide cambiar de oficio: deja la fábrica y se convierte en vendedor ambulante, de esos que van de feria en feria.  Los tiempos son difíciles y no son propicios en su pequeño comercio y, en 1798, lo encontramos en la vía pública haciéndola de saca-muelas (¡perdón!, ejerciendo la odontología), para lo cual le ayuda eficazmente un títere, un Polichinela, personaje que estaba de moda por esos días en Europa y que él mismo ha fabricado.


En 1804… ¡Por fin...! Encuentra su verdadera vocación y, ahora sí, para siempre, para el resto de su vida… 
Se convierte en titiritero y ya no vuelve a cambiar de profesión.


Al paso del tiempo se ha aburrido de Polichinela y lo sustituye por otro personaje; uno de su propia creación, un personaje con el que sí se identifica… 

¡Ha nacido Monsieur Guignol...!




Después su esposa, Madelon… 


Antes ya había dado existencia a Gnafrón...


... zapatero remendón, borrachín y amigo inseparable de Guignol…


Con otros personajes de cajón en el elenco de la época, logra crear una compañía con la cual puede llevar a escena cualquier obra.

Hacia 1840, y por última vez, Mourget instala su retablillo en Viena, Austria, donde muere en 1844.


Guignol se parece a su padre: 


De cara redonda, imberbe y recia la quijada; las cejas en arco, las comisuras de los labios jaladas hacia arriba y nariz aplastada; usa un sombrero bicornio al que le ha bajado las alas a fin de escamotear mejor los golpes de cachiporra que llueven a menudo en las monstruosas batallas; sombrero tras el cual aparece una trencita muy delgada y apretada que remata en un nudito de listón…


Tiene un airecito disimulado y aparentemente bonachón, a la vez socarrón e ingenuo, entre cándido y astuto, jovial y despreocupado, pero bajo él está el terrible Monsieur Guignol que todo lo soluciona a palos. Es el pariente descarriado de la familia, borrachín, tracalero, jugador, pendenciero… y libidinoso.

Pero también hay que reconocer sus méritos… Defiende a los pobres y a los marginados, y ha sido muchas veces el portaestandarte y el refugio de las reivindicaciones populares… 


Le caen muy mal los policías… ¿a quién no? Es amigo fiel de la botella y el diablo… 



Pero no hay qué confundirse; no es un Quijote idealista, no, porque ha vivido y conoce las más crueles realidades. A lo largo de la historia ha sido siempre fiel intérprete de la voz del pueblo…, a pesar de todas las excomuniones…, las amenazas… y las proscripciones que han lanzado contra él los oradores públicos… desde el púlpito…, desde la tribuna… o desde los H. Ayuntamientos...


Monsieur Guignol es también ­-y sobre todo- un personaje sensible; su ingenio rápido y espontáneo lo saca siempre airoso de las situaciones más apuradas… Sí, ¡Monsieur Guignol es un personaje sensible!


Bueno, pues esta es, en suma, la breve historia de la vida de tan ilustre titiritero y su personaje universal: Monsieur Guignol. Su fama ha llegado hasta nuestros días y la Municipalidad de Lyon le erigió -como justo homenaje- un busto en su memoria… 


domingo, 21 de junio de 2015

De ALEJANDRO JARA (titiritero mexicano)



Alejandro Jara Villaseñor



Titiritero, con tu mano maga
haces brotar sonrisas de las piedra
sembrando coplas donde toda hiedra
al pueblo agobia y al dolor amaga.

Muñecos de cartón, trapo, coraje,
a tu diestra iluminan disfrazados
narran cuentos añejos, olvidados
y fluye de la tierra su mensaje.

Colma de voces, ritos, esperanzas,
al campo, al sol, al hombre y a su gente
que es tu oficio guerrero, mi artesano;

canta al amor, volando cuando danzas,
usa el alma, tu corazón, tu mente,
mas ponle al pueblo, truenos en la mano.

El público en una función de Alejandro Jara