sábado, 19 de marzo de 2011

Día mundial del Títere 2011. Texto de Henryk Jurkowski


Heme aquí en la ciudad de Omsk en Siberia Occidental. Entro en el Museo etnográfico. De golpe mis ojos son atraídos por la gran vitrina donde se encuentran decenas de figuras -se trata de ídolos de tribus ugrófinesas: los Menses y los Chantes que parecen saludar a cada uno de los visitantes. Un impulso interior me empuja a responderles y les saludo igualmente. Son magnificas. Representan una huella permanente de la espiritualidad de generaciones humanas primitivas. Son ellas y su mundo imaginario las que están en el origen de las primeras manifestaciones e imágenes teatrales, tanto sagradas como profanas.
Las colecciones de arte están llenas de ídolos y figuras sagradas que desaparecen poco a poco de nuestra memoria. Sin embargo en los museos, hay también marionetas que guardan la impronta de las manos de sus creadores y de sus manipuladores. Dicho de otra forma, esas manos guardan las huellas de la destreza, de la fantasía y de la espiritualidad humana. Colecciones de marionetas existen en todos los continentes y en casi todos los países. Son un orgullo para los coleccionistas. Constituyen lugares de investigación, que guardan la memoria viva aportando una importante prueba de la diversidad de nuestra disciplina.
El arte, como muchas otras actividades humanas, se somete a dos tendencias: la uniformidad y la diferenciación. Hoy vemos que las dos tendencias coexisten a nivel de actividades culturales. Podemos constatar que evidentemente la gran facilidad para viajar, tanto por aire como por la red, multiplican el número de contactos en los diferentes congresos y festivales, lo que conduce a una mayor uniformidad. Dentro de poco viviremos realmente en la ciudad global de Mc Luhan. Este hecho no significa que hayamos perdido completamente el sentido de la diferenciación cultural sino más bien que un gran número de compañías de teatro utilizan de ahora en adelante medios de expresión similares.
Estilos de marionetas tales como el ningyo joruri japonés o el wayang de Indonesia han sido asimilados en Europa y América. Al mismo tiempo, grupos ya sea asiáticos o africanos utilizan técnicas marionetísticas europeas. Mis amigos me dicen que si un joven artista japonés puede ser un virtuoso interpretando obras de Chopin, un americano bien puede convertirse en un maestro de joruri o en un dalang tocando el wayang purva. Podría estar de acuerdo con ellos con la condición de que este marionetista asimile, no solo la técnica del bunraku sino también toda la cultura que lleva asociada.
Numerosos artistas se sienten satisfechos con la belleza exterior de la marioneta que sin embargo da a los espectadores la posibilidad de descubrir diferentes formas artísticas. De esta manera la marioneta invade nuevos territorios. Incluso en el seno del teatro de actor, se ha convertido en una fuente de metáforas variadas. Esta gran expansión de la marioneta figurativa antigua está ligada a un movimiento inversamente proporcional al espacio que ocupaba anteriormente. Esto es debido a la gran invasión del objeto y, a mayor escala, a todo aquello que toca la materia. Porque todo objeto, toda materia, sometida a una animación, nos habla y exige su derecho a la vida teatral. Así, a partir de ahora, el objeto sustituye a la marioneta figurativa, abriendo a los artistas un camino hacia un nuevo lenguaje poético, hacia una creación que implica imágenes ricas y dinámicas.
La imaginería y las metáforas que, en otro tiempo, han sido características de cada tipo de marionetas, diferenciando las unas de las otras, se han convertido, hoy en día, en la fuente de expresión de cada marionetista individual. Así aparece un nuevo lenguaje poético singular que no depende de la tradición genérica sino del talento del artista, de su creatividad individual. La uniformización de los medios de expresión ha engendrado su diferenciación. La ciudad global de Mc Luhan se ha convertido en sus antípodas. Los diferentes medios de expresión se han convertido en los instrumentos de la palabra individual que siempre prefiere soluciones originales. Queda claro que la tradición figurativa de la marioneta no ha desaparecido de nuestro horizonte. Y deseamos que permanezca siempre como punto de referencia de gran valor.
Henryk Jurkowski , Polonia,  INVESTIGADOR DEL TEATRO DE TITERES

sábado, 12 de marzo de 2011

Maestro Pepe


MAESTRO PEPE
(José Mercedes Díaz Núñez)
Valladolid, Yucatán, 24 de septiembre de 1913
México, D. F., 11 de junio de 2000.
 

Con dos personajes del Teatro Guiñol Mexicano

Esta semblanza tiene como punto de partida un exhaustivo trabajo de Francisca Miranda, investigadora del CITRU (Centro de Investigación Teatral Rodolfo Usigli), del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en colaboración con Jovanka Castillo.

El Maestro Pepe no fue uno de los iniciadores del Teatro Guiñol Mexicano, pero su labor artística y docente lo sitúa en la historia del mismo como uno de los participantes más activo e innovador de este movimiento.

Hijo mayor de una familia de ocho hermanos, tuvo necesidad de trabajar desde muy corta edad para apoyar en el sustento diario del hogar. Era común verlo por las calles de Valladolid haciendo publicidad del cine local ataviado como “hombre sándwich” llevando y difundiendo los anuncios de las películas que ahí se exhibían.

Su natural curiosidad despertó en él la inquietud de saber cómo se pintaban los anuncios y se mantuvo cerca del “publicista” del cine quien le dio la oportunidad de ser su aprendiz. Comenzó preparando los “lienzos” de papel o fondeando lo que serían los carteles. Más tarde, observando cómo se trazaban las imágenes, cómo se plasmaba el color, las luces, las sombras, los matices, logró aprender a pintar los carteles publicitarios tras varios años de práctica, descubriendo así una de sus grandes pasiones, las Artes Visuales.

Algunos años después, aún siendo muy joven, se relacionó con el deslumbrante mundo del teatro y en 1935 en sociedad con algunos de sus hermanos realizó sus primeras actividades de empresario teatral. Los hermanos Díaz inauguraron en una esquina de la casa familiar un escenario en el que se presentaban los grupos de la localidad. Pasaron los años y la sociedad con sus hermanos se disolvió… Llegó el tiempo de manejar un teatro propio en el que promovía artistas que llevaba a su localidad desde Mérida, la ciudad capital del Estado, o aprovechando las “Caravanas Artísticas” que llegaban desde la Ciudad de México, y alternaba las presentaciones teatrales con funciones de cine. En todos los eventos él mismo pintó sus carteles.

En Soledad Etla, Oaxaca durante la campaña de alfabetización.
Sentado en el piso (abajo izquierda), Pepe Díaz.
El año de 1939 el prestigiado pintor Ramón Alva de la Canal, realizando una gira por Yucatán, como parte del programa de las Misiones Culturales de la Secretaría de Educación Pública, llegó a Valladolid y observando cómo José pintaba los carteles de publicidad, lo invitó a trabajar con él en la realización del mural del Monumento a Morelos, en la isla de Janitzio, Michoacán, encomendado por el Presidente Cárdenas; al terminar el mural el joven pintor vallisoletano se separó de su mentor y decidió ir a probar suerte a la Ciudad de México. Comenzó a trabajar en una imprenta con un sueldo de $10.00 semanales.

Cinco años pasaron, en los que aprendió y practicó el oficio hasta que, un día, caminando por la bulliciosa capital, tuvo un encuentro con el mismísimo Ramón Alva de la Canal, encuentro que marcaría el rumbo para el resto de su vida… recibió del propio Maestro una invitación más… ahora para formar parte del Teatro Guiñol del INBA, del que Alva de la Canal fue fundador junto con otros importantes artistas de la época. El inquieto Pepe no lo pensó mucho y aceptó, básicamente por su amistad y movido por la curiosidad que siempre lo caracterizó…

El 1 de julio de 1944 ingresó oficialmente, bajo la dirección del que fuera “su descubridor”, el propio Ramón Alva de la Canal. Su labor consistía en ayudar a los integrantes de los grupos existentes a cargar los equipos para las funciones. Después de trabajar un tiempo bajo sus órdenes, el Maestro se separó del Teatro Guiñol del INBA y Pepe fue comisionado al grupo El Nahual, que dirigía Roberto Lago. En ese momento nació una larga y entrañable amistad con su nuevo Director, que se fue fortaleciendo con el paso del tiempo.


Campaña de alfabetización. Oaxaca 1946.
Pepe Díaz es el segundo desde la izquierda.
Como integrante del grupo, Pepe Díaz participó en la importante campaña de alfabetización, llevada a cabo en el Estado de Oaxaca, lo mismo que en diversas giras al interior de la República. Fue en 1946/47 que  regresó por primera vez a su terruño, después de ocho años, en una gira que realizaba el grupo a iniciativa del músico yucateco Daniel Ayala Pérez y con la invitación del Gobernador del Estado, José González Beytia. 

Con los integrantes del grupo "El Nahual" antes de abordar
el buque que habría de llevarlos a Venezuela

A su regreso, el grupo recibió una invitación por parte del Ministerio de Educación de la República de Venezuela para realizar una gira a ese país, con el fin de replicar la campaña de alfabetización que se hizo en nuestro país y para fundar el Teatro Guiñol Venezolano. Al inicio nuestro joven titiritero participó como ayudante, pero estando en la gira hubo necesidad de sustituir a un animador que regresó a México y de ese modo Pepe se inició, finalmente, en la manipulación de los muñecos interpretando a Canelo, el perrito de Caperucita Roja… y se enamoró de la profesión… una profesión que le daría las más grandes satisfacciones en su vida y a la cual nunca abandonó.

Trabajó arduamente en la difusión del teatro de títeres, realizando innumerables giras y produciendo programas, tanto infantiles como para adultos. Durante los primeros años de la década de los 50’s, fundó en sociedad con Guillermo Torres López -conocido entre los artistas del gremio como “el chato López”-, un teatro guiñol para fiestas infantiles y eventos privados (el primero en su tipo de forma particular), que llegó a cobrar mucha fama, tanta que hasta la fecha se encuentran personas que recuerdan haberlo disfrutado; este importante grupo se llamó “Cucufate”. 

En Venezuela. Pepe Díaz, Eduardo Francis (de espaldas)
escultor venezolano, Guillermo (Chato) Torres López,
Roberto Lago y Lola Cueto, Directores de "El Nahual"

En 1953 nació Petul, que en idioma tzeltal es el equivalente a Pedro. Los Tzeltales son el grupo con mayor número de habitantes en Chiapas y en Amatenango del Valle, que es una comunidad indígena que se encuentra situada en la región de los Altos, cerca de San Cristóbal de Las Casas, luego de presentarse una función narrada por un promotor indígena y que resultara un éxito, el Instituto Nacional Indigenista solicitó al INBA una persona para darles instrucción a sus promotores. Nadie mostró interés en ir y comisionaron a Pepe Díaz para impartir dicho curso al cual asistieron 5 promotores indígenas en el Centro Indigenista de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Petul fue utilizado en forma sorprendente por el promotor Teodoro Sánchez S. y era tal la atracción que ejercía en las comunidades, y tan genuina la identificación con su público, que los indígenas le planteaban al personaje sus propios problemas; cosa que no sucedía directamente con los promotores.  
Curso de instrucción para promotores indígenas (INI)

El Maestro Pepe (así lo conocía, ya, la mayoría de las personas) inició el curso con los promotores indígenas y les enseñó todo acerca de la construcción de muñecos, vestuario, pintura y elaboración de un tinglado para las presentaciones. El mes de febrero de 1954 tuvo la necesidad de volver a la Ciudad de México y el trabajo comunitario –ya iniciado y encaminado por él y sus discípulos- fue continuado por la escritora Rosario Castellanos y el director teatral Marco Antonio Montero. El nombre y el uso del personaje Petul fue creación de los promotores indígenas.
Y aquí quiero hacer un paréntesis. Es de elemental justicia comentar que, desafortunadamente, el crédito del Maestro Pepe en torno del muñeco Petul y su importante labor educativa y social en las comunidades chiapanecas, nunca fue reconocido y, sin menoscabo de las acciones emprendidas por sus continuadores, es importante decir que el trabajo iniciado por el Maestro titiritero rindió -y sigue rindiendo- frutos en la vida de los habitantes del Estado de Chiapas.

En los años siguientes continuó su afanoso deseo de exaltar el valor del títere en su larga trayectoria en el INBA. Desde 1957 inició una decidida labor docente.

Pero su labor no se limitó sólo a realizar producciones o dar funciones de títeres. Siendo empleado del INBA, fue electo por sus compañeros como su representante ante el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y fue durante ese período que obtuvo uno de los logros más importantes de su carrera: el recate de las plazas asignadas originalmente al Teatro Guiñol, sin que estas dependieran más de la Dirección de Teatro del Instituto. Así, los titiriteros de la SEP contaron, a partir de entonces y hasta la desaparición del Teatro Guiñol Mexicano, con sus propias plazas de animadores y directores, además de su propia delegación sindical. El 3 de marzo de 1967 es una fecha muy importante en la vida profesional del Maestro: se le otorgó la plaza de Director de Enseñanza Artística en el D. F. y culmina un largo andar por los distintos puestos del Teatro Guiñol Mexicano. Los recorrió todos.  

El señor. Guiñol, personaje emblemático del
Guiñol Mexicano animado por Pepe Díaz por
más de trinta y cinco años.
Por la labor desempeñada en el INBA, en 1975, fue merecedor de la Medalla de Honor “Maestro Rafael Ramírez” y Diploma por 30 años de servicio; así como, en 1985, la Medalla “Maestro Ignacio Manuel Altamirano” y el Diploma correspondiente a 40 años al servicio de la educación en México; reconocimientos, ambos, que otorga el Gobierno Mexicano a través de la Secretaría de Educación Pública.
En 1983, la Universidad Autónoma de Yucatán le otorga la presea “Gran Valor Yucateco” y el H. Ayuntamiento de de Valladolid –su ciudad natal- lo reconoce como “Hijo Distinguido”. 1984 fue un año significativo en la vida profesional del Maestro Pepe: se festejaron 25 años de funciones dominicales en la Casa del Lago de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); de igual forma, en un emotivo homenaje y rodeado de su familia, sus colegas y amigos, en el Centro de Arte Dramático, A. C., celebró 40 años de titiritero. En 1989, a iniciativa de La Compañía Animación que dirigen Tito Díaz y Tita Lozano, y del cineasta José Rovirosa Macías, entonces Director de La Casa del Lago, se celebraron 30 años ininterrumpidos de funciones dominicales en ese centro cultural y la UNAM le otorgó un Diploma de Honor y una Medalla por tan encomiable labor. Ese año se develó una placa alusiva e inauguró la “Terraza de los títeres JOSÉ M. DÍAZ NUÑEZ”.
En el ámbito internacional la labor del Maestro Pepe no ha sido menos importante, realizando giras a varios estados de la Unión Americana, con el grupo “El Nahual”; también asistió y actuó en diversos festivales de Puppeteers of America, en los Estados Unidos. Fue nombrado representante de UNIMA (Unión Internacional de la Marioneta) y durante siete años sirvió como puente, o mejor dicho, como enlace entre esa organización internacional y los titiriteros de México. Asistió y participó, por invitación del Presidente de este organismo internacional, Sergei Obratzov, en los congresos mundiales de titiriteros, Moscú (1976) y Washington, D. C. (1980).
En 1987 decidió jubilarse de sus actividades en el INBA para dedicarse de tiempo completo a su grupo Teatro Guiñol Tradicional, con el cual continuó llevando alegría y entretenimiento prácticamente hasta sus últimos días, con el deseo de no dejar las raíces del Teatro Guiñol Mexicano.

El Maestro Pepe